Aquí estoy otra vez. Hemos estado una semana en La isla tranquila (premio para quien lo adivine) y ha sido genial. Las playas más salvajes que he visto en toda mi vida. Dunas y dunas, sin chiringuitos, sin duchas, sin hamacas ni sombrillas. Kilómetros de tierra negra y roja, sin vegetación, restos de volcanes y casitas blancas, cabras, muchas cabras y queso majorero. Además, nos hemos iniciado en el maravilloso mundo del buceo, con el curso Scuba Diver PADI. Digo maravilloso mundo, porque, chicos, esto del buceo es todo un mundo. Se nos han hecho cortos los siete días y como siempre que nos vamos de vacaciones hemos venido más cansados que cuando nos fuimos. En Madrid hace mucho calor, y no hago más que poner una lavadora detrás de otra porque el martes nos vamos a Cerdeña al festival. Colgaré fotitos de mis vacaciones cuando tenga un rato. Besos para todos mis lectores que estarán también de vacaciones.
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