jueves, marzo 16, 2006
Tarde a solas
Ando algo mejor, parece que la ansiedad se calma. Aunque tengo mil o dos mil exámenes que corregir, pero eso es cuestión de paciencia, nada más. Hoy he estado haciendo algo que me encanta: perder el tiempo de tiendas, sin apenas comprar nada. He ido a pedir el pin de mi tarjeta que yo misma había bloqueado a Leganés, y he andado por las calles de Leganés. Me encanta la sensación de familiaridad que me llena cuando camino por las calles de mi pueblo. Había niños que salían del cole con las mochilas, hacía calor, coches, gentes, tiendas de frutos secos... Sólo cuando camino sola por Leganés en una tarde soleada como hoy me doy cuenta de cuánto lo echo de menos. Vivo muy a gusto aquí arriba, pero echo de menos aquella ciudad dormitorio donde he pasado mi adolescencia. Sí, ha de ser que la adolescencia marca, que marcan los paseos por la plaza de españa, las charletas en la barbacana de la iglesia del salvador, las citas con los chicos que te gustaban en la fuente honda, las hamburguesas, el ketchup haciendo dibujos con la mostaza en un plato del desaparecido burguer dollar.... Luego me he ido a comprar la comida de los gatos a Fuenlabrada, a una tienda grande, llena de productos para el jardín, pero, y eso es lo mejor, también para la huerta. Está lleno de señores mayores, jubilados, comprando plantas de tomates, cebolletas, árboles frutales, productos químicos para las plagas, abono, esas cosas. Me encanta ir a esa tienda. Observas a tus compañeros de tienda y es cómo trasladarse a otra época. No tiene nada que ver con el Jardiland o el Fronda, o el Leroy Merlin, es auténtico: precios bajos y una atención magnífica, los chicos que trabajan allí te tratan como si te conocieran de toda la vida. He comprado 6 kilos de comida para gatos gordos y tres matas pequeñitas de tomates. Ya veréis que tomates da. Desde allí a Loranca, a comprar cositas al Sephora, otra tienda que me vuelve loca: potingues, cremas, perfumes, perlas para el baño, polvos de talco perfumados, neceseres, peines, limas para las uñas ¡uñas postizas! ¿cuántos tipos de rimmel puede haber en una tienda, Dios mío?, y lo mejor es que te regalen dos o tres muestras de colonias. Abandonando el Sephora me he ido a buscar el regalo de Toñin para su cumple, no sé si comprarle una camisa (otra camisa) o el equipo de herramientas para el bonsai que le regalé. No he encontrado el regalito y me he vuelto a casa, he plantado mis tomates, y aquí ando, reinstalando los drivers de audio y todo eso. En resumen: tengo mucho que corregir, pero tenía ganas de una tarde sola, paseando por tiendas y por calles. Me gustan esos momentos en los que puedo pensar, caminar, estar sola...
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1 comentario:
Describes las mismas sensaciones que tengo cuando paseo por Madrid, y la verdad es que me encanta vivir en esta ciudad contaminada,¡qué le voy a hacer!.
Este tipo de tardes sólo tienen un problema: son adictivas, siempre quieres más...
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