lunes, noviembre 12, 2007


Este fin de semana he subido a una de Las Machotas (14oo y pico metros). Me he sorprendido a mi misma por haberlo logrado sin apenas jadear (bueno, sí que he jadeado un poco). Lo que más me emocionó fue llegar arriba, y ver a Aurora y a Teresa en una piedra, un poco más abajo, como colgadas del cielo velazqueño de Zarzalejo, como si las estuviera viendo en un programa de esos de la tele de "Madrid desde el aire". ¡Qué subidón! Es la primera vez que he subido tanto (suena algo ridículo), y entonces allá arriba, entendi a los que se van al Everest. Si subir la Machota baja te hace sentir tan poderoso, subir al Everest debe ser bestial.....
Hoy, en clase, me he encontrado con una compañera que tenía la barbilla destrozada, morada de hematoma y amarila de betadine.... Se ha caído escalando en la Pedriza, desde una altura de 4 metros. Ves,he pensado, es que es muy peligroso esto del montañismo.
Además, luego estuvimos toda la tarde charlando, alrededor de unas copas. Y este sigue siendo uno de los placeres que más disfruto. Hablar de cosas sin importancia, o con mucha importancia, reír, hacer planes, y ver pasar deprisa las horas, que se marchan tan rápido por culpa de la buena compañía y los vapores del alcohol. Otra vez: os quiero, chicas (y chicos).

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