No soporto ver llorar a la gente, inmediatamente me abre un puerta en mi interior que me lleva directamente a la habitación de la compasión y el ablandamiento, o, lo que es peor, a la habitación de la risa. ¿Por qué me dará risa ver llorar a determinada gente? ¿Será porque la situación se me antoja ridícula, o porque me pongo nerviosa? El caso es que mis alumnos de 1º E.S.O. (para que nos entendamos, desde 11 a 14 años), lloran con demasiada frecuencia. Si les regañas, lloran, si les castigas en el recreo, lloran, si les pones una nota en la agenda para sus padres, lloran. Hoy a vuelto a llorar I.I. El lunes su madre vino a hablar conmigo porque decía que le ponía demasiadas notas en la agenda, y que ella creía que yo le tenía un poco de tirria a su hijo porque como su hermano mayor, que había estado también en el insti, era muy malo, pues yo, por herencia, le tenía manía al pequeño. Yo no conozco al hermano mayor, pero como sea la mitad de bueno que el pequeño, tela marinera. El susodicho I.I. tiene 11 años, es pequeñísimo de estatura, tiene unos ojos gigantes, que casi se le salen de la cara, de color aceituna,y con tendencia a humedecerse. Su boquita, donde sobresalen unos llamativos dientes conejiles, suelta improperios a una velocidad inversamente proporcional a la estatura del propietario. Hoy, mientras yo explicaba la diferencia entre un morfema flexivo y un morfema derivativo por cuarta vez, una pelotilla de papel de cuadros y saliva ha volado junto a mí, y ha caído a mis pies. Le miro ojiplática y se parte de risa y me dice: "perdón, profe, se me ha escapado". Le hago levantarse y recoger la pelotilla. Se sienta, muerto de la risa, entre el jolgorio generalizado del resto de sus compañeros. Pertinente charleta sobre lo inoportuno de reirle las gracias a todo el que las haga. I.I. sigue de fiesta, como Pocholo. Risas por aquí, conversaciones por allá, de repente, me mira y me dice que le explique otra vez lo de los derivativos y flexivos. Y yo se lo explico (jamás pensé que tuviera tanta paciencia).
Por fin consigo que la mayoría sepa diferencias los malditos morfemas y cuando me pongo a repasar los recursos expresivos, veo a I.I. y a su compañera D.G. dandose manotadas y riéndose. Profiero : "os quedais castigados en el recreo". Pa qué queremos más. I.I. empieza a inflar la bola de nieve: no pienso quedarme, yo no he hecho nada, .....
Sigo con mi penosa clase y veo que ha sacado algo de la carpeta y se ha puesto a copiar. Cuando le digo que atienda a las explicaciones y deje las copias para casa, me dice: "es que yo ya no puedo aprender" "por qué" "porque estoy enfadado", "pues es sólo culpa tuya" "pues no pienso atender, ni aprender nada más, y además, tú quién eres para decirme lo que tengo que hacer en clase". Lo que me faltaba. Ahora resulta que yo no soy quién para decirle a un mocoso de once años lo que tiene que hacer en mi clase..... Zanjo la conversación. Suena el timbre. D.G. acata mis órdenes, coge su carpeta y se dirige al aula del castigo de recreo. I.I. coge su bocadillo y dice "no pienso ir al aula de castigo". Después de forcejerar verbalmente con él, he tenido que llevarle a Jefatura, para explicar que no quería cumplir el castigo. La Jefa, que es aún más alta que yo, y eso es mucho, le ha echado un charlón de órdago, y le ha puesto una amonestación.
Después del recreo, he vuelto a tener clase con estos chicos. I.I. tenía los ojos rojos y me odiaba. he podido percibir su odio atravesando el aire de la habitación.
Os aseguro que estas dialéctica le consumen la energía a cualquiera. Estos niños son muy pequeños para mí.
1 comentario:
A mi se me atascan los ejecutivos agresivos, los jóvenes aunque sobradamente preparados, los "professional", los "support", los "consultants",los "engagement director", los "bussines analyst"...vaya Raquelita que en todas partes cuecen habas y que la paciencia debe ser invocada en todas los ámbitos y situaciones.
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