Está lloviendo afuera y lo veo por la ventana. Mi cerebro está lleno de mocos, me cuesta pensar e incluso escribir. Este maldito tiempo me ha cazado. El lunes me fui vestida de playa al Instituto, y ayer no pude levantarme de la cama. Bueno, no fui a dar clase, porque tengo la garganta fatal, pero pensé que debía ir a la Evaluación 0, que es por la tarde, porque era la del grupo de la que soy tutora, y no sabía cómo iba a sentar que no me presentara, a pesar de mis mocos y mi dolor de cabeza. Además, las SS, como llama Toñin a la Seguridad Social, funciona fatal en mi pueblo. El martes llamé para pedir cita y me la dieron para hoy, jueves, a las 7 de la tarde. Así que el martes, cuando salí de clase, me pasé por el centro de salud para presionar un poco y conseguí una cita para el miércoles a las 4. Me fui tan contenta a casa, y cuando llegué me di cuenta de que tenía evaluación de 3.30 a 4.15 y la mía de 4.15 a 5.00. ES decir, la cita en tol medio Vaya papeleta. Me he pasado la mañana de ayer jodida, pensando en cómo lo iba a solucionar, porque tenía que ir al médico de todas, todas. Al final, decidí, usando mis conceptos del mundo como rasero, que iba a ir al insti a las 3.30, anunciar a mi jefa de estudios que a las 4 tenía que ausentarme y que volvía en cuanto pudiera. Pensé, usando mis conceptos del mundo como rasero, que ella entendería que había hecho un gran esfuerzo por ir a la evaluación, pero me encontré con una cara de "qué me estás contando", que me dejó patitiesa. Pese a todo, me fui al médico, me impacienté como una idiota en la consulta, salí de allí a las 16.27 y llegué a la evaluación a las 16.30.
En resumen, la gente nunca reacciona como tú esperas, y tengo la cabeza como una olla a presión, ay, que dolor. No merece la pena hacer sacrificios que nunca serán reconocidos. ¡Cuando aprenderé!
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