lunes, noviembre 19, 2007

Otoño

Empieza a hacer frío. Ya llega el otoño de verdad. Hoy no se veía El Escorial desde la ventana del Instituto, por culpa de la cortina de lluvia que se desliza Abantos abajo y que amenaza con hacer desaparecer el encinar, como aquella nada de La historia interminable que se comía Fantasía porque ya nadíe creía en ella. Me gusta la lluvia, el frío. Casi tanto como me gusta el verano, el calor del sol sobre mi piel en una playa, me gusta el frío de la lluvia en la piel, oler la humedad en el aire, salir de casa, cuando ya es de noche, y no ver la casa de enfrente, porque la lluvia se la ha comido, escuchar las gotas repiqueteando en el aluminio del canalón, mirar brillar las hojas mojadas de los árboles, sentarme en el sofá y adormecerme viendo la tele, o leyendo, o escribir en el ordenador mientras oigo lloriquear a Julieta Venegas en uno de sus primeros discos.

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