miércoles, diciembre 14, 2005

Semana horribilis...

Esta semana tenemos las evaluaciones. He tenido suerte y sólo me toca mañana, pero todo el día. Entraré en el insti a las 9.20 y saldré a las 21.30, probablemente. En fin, zapatos cómodos y buen humor. Así que ayer estuve corrigiendo exámenes durante seis horas ininterrumpidas, y consecuentemente hoy me he quedado dormida un par de horitas, y ahora estoy como borracha.
Esta semana ha empezado, sin embargo, con un acontecimiento triste. Pedro se ha marchado, y el lunes fuimos a acompañar a Sol en su despedida. No puedo contar nada más. Quiero repetir otra vez cuánto te quiero, y cuánto lo siento. Quiero trasmitirte mi dolor, y mi amor, y borro todo lo que escribo, porque todo me parece manido e insuficiente. Está claro que no estoy dotada para la escritura....

Puente y medio

El puente en Paris, pero sólo desde el miércoles. Hace mucho frío, y la ciudad sigue siendo mágica a mis ojos. Cielo siempre gris, edificios vainilla con techos grises, gente antipática en las ventanillas, mostradores y barras, españoles, (casi siempre catalanes) en los monumentos, y por fin, arte: klimt, schiele, kokoscha, ¡¡¡¡moser!!!! (qué descubrimiento), la mona lisa, la victoria de samotracia, los esclavos de miguel angel, delacroix, geridot, ingres, el escriba sentado, akenatón, hamurabi, los leones alados de irak, cuánta maravilla puede esconderse entre cuatro paredes...., y saint-denis, panteón de una dinastía aquí idolatrada, allí lanzada a fosas comunes,basílica de encaje en la banlieu, sushi, ¿sake?, sashimi, tandoori, nag champa, curri, mojitos, caféolé, un té por seis euros, (eso sí, thé sur le nile en el café de flore, boulevard de saint germain des près), crèpes y sidra bretones (oh, bendito salvajismo de los bretones, que descubriera Koke antes de ser Koke), la torre eiffel de noche, cuajada de estrellas amarillas, la torre eiffel de día, desde el avión, la torre eiffel en la tarde fría, lanzando un chorro de luz detrás del carrousel del Louvre, el carrousel del Louvre arriba, abajo, otra vez arriba, el brioche de tres euros, el café, las galletas speculos, el tambour, con sus garçons de ojos brillantes y sonrisa dispuesta (cosa rara en Paris), pero sobre todo, por encima de todo y contra todo, Almu, Eri y yo juntas, abrigadas, pasando frío, caminando, con dolor de pies, sin zapatos en un pub con las camareras locas que se creen herederas del bar coyote, las tres tiradas en un pub irlandés riéndonos del personal, mirando a la niña para que nos saque de los apuros del idioma, mirando a la niña para que nos cuente todo lo que sabe sobre la ciudad de la luz, con colombia, arriba la patria, en silencio, con susurros, en el metro, euqivocándonos de parada por no parar de hablar, haciendo quinientas fotos para que salga el sacré-coeur y no sale, haciendo, en fin, cosas que no recuerdo haber hecho nunca las tres solas. He llegado a casa agotada, dispuesta a enfrentarme a la semana de la muerte, pero feliz.... Os quiero, chicas, sois únicas.

domingo, diciembre 04, 2005

Preguntas......¿y respuestas?

Simón está enfermo. Le han quitado un bulto en una pata y llevamos desde el jueves yendo todos los días al veterinario. Ahora porque tienen que verle la herida, luego porque se le ha hinchado la pata, al tontolaba del veterinario se le había olvidado darle antibióticos, después porque se le han saltado o se ha arrancado cinco puntos.... en fin, que llevamos todo el fin de semana de médicos, mejor dicho, de veterinarios. El viernes por la tarde fuimos a ver a María, Pedro y Gabriela. Es una monada, tiene un mes y no llega a los tres kilos, pero te mira como si te conociera de toda la vida. Yo la cogí y la hablé y la hablé y ella me miraba con una atención desproporcionada, como si yo le estuviera contando algo de vital importancia (ya podían mirarme así mis alumnos.....). Es preciosa, y dan ganas de tener uno ya. Pero.... luego uno piensa, qué sufrimiento... lo digo por el trajín que llevamos con el perro. Si uno se tira todo el fin de semana haciendo viajes al veterinario a Las Rozas por un perro, qué no hará por un hijo. Anoche se nos ocurrió ir al cine. Me moría de ganas de ver Harry Potter. (fue un poco decepcionante). Cuando volvimos, nos encontramos la herida abierta, el collar isabelino que lleva puesto destrozado ( es un collar que se les pone, como si fuera la pantalla de una lámapra, para que no se muerdan las heridas). Era la una de la mañana. Intentamos curarle y vendarle y lloraba como si le fuera la vida en ello. Al final acabamos llorando los dos, el perro y yo. Qué impotencia y qué sufrimiento. Así que si uno sufre así por un animal ¿por qué decidirnos a sufrir el resto de nuestras vidas por un hijo? Esa es la pregunta que en estos días marca mi pensamiento. ¿Merece la pena ser padre?